Estudios controlados garantizan la utilidad de la Rhodiola rosea:
- En desordenes de la memoria y la cognición.
- En el síndrome de déficit de atención.
- En daños cerebrales causados por traumatismos.
- En la enfermedad de Parkinson.
- Como protector antiarrítmico.
- Para mejorar el desempeño deportivo.
- Para mejorar el desempeño físico y mental y al mismo tiempo reducir los efectos del estrés.
- En desordenes endócrinos (infertilidad, desórdenes premenstruales, menopausia).
- Disfunción sexual.
- Desórdenes del sistema de respuesta al estrés (fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, desórdenes postraumáticos del estrés).
- Y en la potencialización de los efectos de drogas anticancerígenas con una reducción de su toxicidad.
Se ha demostrado que la Rhodiola rosea aumenta la producción de moléculas de alta energía como el ATP (adenosin trifosfato) y el CP (fosfato de creatina), en el tejido muscular además de mejorar el consumo de oxígeno en los mismos.